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El letargo de Sogamoso

El letargo de Sogamoso
Atalaya de César Rodríguez Granados
Por: César Rodríguez Granados | Cuando hace un año comenzó la gestión administrativa del Alcalde de Sogamoso, Miguel A. García Pérez, todo ocurrió entre aplausos y la credibilidad en su  lema pre-electoral: “para volver a creer”. 

Oficialismo y oposición entendieron que por el bien y la salud de la Patria Chica, se le debía conceder el tiempo y el espacio suficientes al nuevo  gobernante municipal, para que acometiera la ejecución de sus programas en las áreas de salud, educación, empleo, medio ambiente, infraestructura, vivienda, cultura, seguridad ciudadana, turismo y recreación y deporte. Y, además,  se debía confiar en el papel y el cometido de los titulares de las  secretarías, gerencias y direcciones ocupados por profesionales de su entera confianza y, presumiblemente, capaces todos ellos, a través del Programa de Gobierno, hacer de Sogamoso una “Ciudad Competitiva”.
 
Pero, según parece, sus manos derechas en las secretarías, gerencias y direcciones no acertaron en el desempeño de sus funciones o el distante Jefe del Ejecutivo, dicen sus amigos, no ha podido eludir la epidémica improvisación en las decisiones en el sector público, al anunciar el cambio de su Gabinete para los próximos días.  Al hacerlo realidad, habrá que volver a dar otro plazo para que en buena parte del segundo año de gobierno, 2013, los nuevos funcionarios, le tomen el pulso, el olor y el sabor a su desafío y emprendan el estudio, evaluación y, más tarde que temprano, la ejecución de la tarea que recién empezaban a aplicar con el debido grado de confianza y conocimiento alcanzado por los colaboradores salientes.
 
Según lo dicho, por el señor García Pérez, las sustituciones obedecerán a los compromisos “políticos prometidos” de inclusión de nuevas figuras en calidad de Secretarios, Gerentes y Directores de su nómina ejecutiva. No se sabe si serán todos o la mayoría de ellos. Desde luego que el Alcalde está en su derecho de mover a sus colaboradores de libre nombramiento y remoción.
 
Entre tanto, el estado de dejación de Sogamoso heredado y conservado por la inercia de unos y otros es una vergüenza pública, que cada día crece en tamaño y complejidad, pero sin que la mayoría de los ciudadanos comprenda o acepte o justifique la excusa consuetudinaria  atribuida a una fementida  escasez de presupuesto, mucho menos cuando tales carencias son evidentes, debido entre otras causas a las improvisaciones gubernamentales, al manejo politiquero de los pocos recursos disponibles, a los “pírricos triunfos” de gestión en las entrañas del Gobierno Nacional.
 
Esta  suma de males crecientes, es contagiosa e intimidante para el sector privado que comienza a poner en duda su interés  en nuevas inversiones de desarrollo en una ciudad que, como le ocurre a Sogamoso, es evidente y comprobable el ineficaz manejo gubernamental, una ciudad que inexorablemente  relega a sus habitantes al campo de la frustración individual y familiar, a tolerar la adversidad como un hecho natural y a postergar sin plazo su anhelo y lucha natural por disfrutar de una mejor calidad de vida, a vivir en una ciudad adormecida, en una ciudad en donde los politiqueros de oficio sólo velan por sus crecientes intereses particulares, en una ciudad en donde el sistema de salud es un desastre fatal, una ciudad en donde la contaminación atmosférica, visual y auditiva  aumenta sin control, una ciudad a la espera de un “milagro” que cuando menos  haga realidad “la gestión de recursos nacionales para la recuperación de la malla vial”, según reza el programa pre-electoral del señor García Pérez.   

“Es fácil cambiar el curso de los ríos y las montañas, pero difícil cambiar la naturaleza de un hombre."  Proverbio chino.

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