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Bueno es culantro… ¡pero no tanto!

Bueno es culantro… ¡pero no tanto!
Atalaya de César Rodríguez Granados
Por: César Rodríguez Granados | Durante algunas semanas de vacaciones, nos dimos a la tarea de recorrer las calles de otras ciudades de Colombia, cuyas vías públicas son semejantes a las de la ciudad de Sogamoso, aunque su similitud no radica en la cantidad de baches existentes sino en la diferencia numérica de señales de prohibido estacionar y el uso adecuado que se le da a ellas.

Desde luego, en muchas de esas calles, carreras y avenidas de las áreas urbanas se ha hecho con mesura la demarcación de prohibido estacionar: en zonas comerciales de descargue de mercancías, en zonas de acceso al interior de clínicas, hospitales y cuarteles de las fuerzas armadas y de bomberos, en los espacios públicos destinados al uso de los peatones, sobre zonas verdes, andenes y atrios de templos, frente a hidrantes y garajes privados y públicos, así como para facilitar el acceso a los andenes a los limitados físicos.

En esas calles parecidas a las de Sogamoso por su congestión motorizada, a los vehículos particulares las señales de prohibido estacionar les vedan ocupar las zonas destinadas al estacionamiento momentáneo de los vehículos de servicio público colectivo que, dicho sea de paso, allí sí son sancionados por dejar o recoger pasajeros fuera de esas zonas asignadas, situación que de hecho contribuye a agilizar la movilidad en las horas pico y al fortalecimiento de una cultura ciudadana digna de imitar.

Contrario a lo que sucede en Sogamoso, los parqueaderos abundan y su tamaño, en la generalidad de los casos, son suficientes para albergar con comodidad los carros particulares de cualquier tamaño en horas de oficina y en los días de compras. Los agentes de tránsito hacen respetar el uso de las zonas demarcadas y, curiosamente, la libreta de comparendos permanece más tiempo en el bolsillo que en su mano, al revés de lo que acontece en Sogamoso.

Sabíamos por experiencia directa y por quejosos turistas y visitantes a Sogamoso, que difícilmente existe en la zona comercial de la Ciudad del Sol una cuadra que no haya sido atiborrada de señales de prohibido estacionar. A tiempo que los agentes de tránsito dedican todos sus empeños diarios a hacerlos respetar, con una tozudez digna de ser aplicada a resolver problemas de mayor calado que contribuyen al caos de la movilidad sogamoseña.

La inexplicable abundancia de prohibidos estacionar y la escasez de parqueaderos, provocaron que durante la temporada navideña del 2010 muchos compradores se trasladaran a Duitama a efectuar la adquisición de regalos en el comercio de esa ciudad, haciendo realidad lo que alguien con sentido del humor  dijo al referirse al exceso de prohibidos estacionar: “para poder estacionar en Sogamoso hay que ir a Duitama…”

Y, no es que Duitama no tenga demarcadas sus zonas comerciales con prohibidos estacionar, claro que las tiene, sólo que allí lo han hecho, eso creemos, basados en un juicioso estudio de las necesidades tanto de compradores motorizados interesados en su comercio local, como en el aprovechamiento de las ventajas de una aplicación flexible de las normas, según sea la época del año más propicia para las ventas del comercio y hacer más agradable la permanencia de turistas, compradores locales y los que huyen de Sogamoso para hacer sus adquisiciones sin tantos prohibidos estacionar.

Sabia e inocentemente nuestros abuelos cuando alguien se hacía cargante por su insistencia en demostrar su autoridad fastidiosamente o su modo de ser, expresaban su fastidio personal con un refrán muy popular: bueno es culantro… ¡pero no tanto!

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